Cuidarse
CÓMO ACTUAR EN FAVOR DEL CAMBIO CLIMÁTICO, EMPEZANDO POR SU CASA
Cuatro áreas clave en las que podemos tomar medidas sencillas, inmediatas e impactantes contra el cambio climático, empezando por nuestros propios hogares. Por Claire Carter (Impakter)
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 en Glasgow, también conocida como COP26, reunió a 197 líderes mundiales para debatir el futuro del planeta. La ONU ha calificado la crisis climática de «código rojo para la humanidad» y, sin duda, necesitamos que los gobiernos y las grandes empresas actúen e impulsen un cambio significativo. Sin embargo, las ambiciosas promesas de los líderes y las instituciones no serán suficientes; resolver el cambio climático exige una acción significativa por parte de todos nosotros.
Los organismos de expertos, como las Naciones Unidas, el IPCC y el Comité sobre el Cambio Climático (CCC), coinciden en que el objetivo de cero emisiones sólo puede alcanzarse si los individuos cambiamos nuestro comportamiento, especialmente los que vivimos en el Norte Global. Si tenemos en cuenta que, en el Reino Unido, los hogares son los mayores emisores de gases de efecto invernadero, está claro por qué tenemos que desempeñar un papel tan importante.
Empezando por nuestros propios hogares, aquí hay cuatro áreas clave en las que podemos tomar medidas sencillas, inmediatas y de gran impacto para mitigar el cambio climático: alimentos, transporte, energía y hábitos de consumo.
Alimentación: el dónde, el qué y el desperdicio
Aproximadamente el 25% de nuestra huella de carbono personal procede de la alimentación. Para reducirla tenemos que reflexionar sobre la procedencia de nuestros alimentos y sobre lo que comemos.
Nos hemos acostumbrado a que todos los alimentos estén disponibles en todo momento, pero los que se cultivan en condiciones artificiales o se transportan por avión tienen un alto precio para el planeta. En lugar de ello, hay que cambiar a alimentos producidos localmente en temporada.
Más difícil aún es el qué, concretamente el llamamiento a reducir nuestro consumo de carne y lácteos. Una investigación de la Universidad de Oxford concluyó que si todas las familias del Reino Unido cambiaran la carne roja por una comida de origen vegetal sólo una vez a la semana, la reducción de las emisiones de CO2 equivaldría a retirar el 44% de los coches del Reino Unido de la carretera, el equivalente a 16 millones de coches.
El desperdicio de alimentos es otro de los grandes responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. Si la industria alimentaria fuera un país, sería el tercer mayor emisor de CO2 del mundo y la mayor parte del desperdicio de alimentos procede de los hogares. Hacer la compra siguiendo una lista, planificar las comidas y conocer las fechas de caducidad y consumo preferente puede ayudar.
Transporte: Abandona el coche
En el Reino Unido, alrededor del 60% de los desplazamientos de menos de 3 kilómetros se realizan en coche. Sacar tiempo para caminar o ir en bicicleta en los trayectos más cortos, que suelen ser los más contaminantes, puede tener un impacto. Utilizar el transporte público siempre que sea posible o compartir el coche beneficia a todos. La planificación cuidadosa de nuestros viajes para incorporar diferentes paradas puede ayudar a reducir la cantidad de viajes que hacemos, además de ahorrarnos tiempo y dinero. Apagar el motor cuando estamos esperando reduce los niveles de contaminación. Un motor al ralentí puede producir hasta el doble de emisiones de escape que un motor en movimiento. Estar al ralentí durante más de 10 segundos consume más combustible y produce más emisiones que parar y volver a arrancar el motor.
Energía: Mantener el calor, bajar la calefacción.
Cuando se trata de calentar nuestras casas, lo más sencillo que podemos hacer es mantener el calor dentro, asegurándonos de que nuestras casas están bien aisladas. Bajar el termostato tan sólo 1 grado podría ahorrar 3,5 millones de toneladas de CO2 en todo el Reino Unido. Incluso acciones cotidianas aparentemente triviales, como tomar duchas más cortas, apagar las luces y no dejar los electrodomésticos en modo de espera, son medidas fáciles que reducen el consumo de energía y ahorran dinero. También podemos elegir un proveedor de energía renovable. Comprar energía renovable financia la inversión y fomenta la desinversión en combustibles fósiles.
Consumo: Piensa antes de comprar
Cada vez que compramos un nuevo producto, se ha tenido que utilizar energía y recursos para producirlo. En las últimas décadas hemos entrado en la era del consumo masivo. Ya sea a través de la moda rápida, los dispositivos «imprescindibles» o los productos de consumo de usar y tirar, es fácil quedar atrapado en la cultura de comprar ahora. Reducir nuestro consumo general de «cosas» comprando de segunda mano, reparando, compartiendo o pidiendo prestado puede reducir drásticamente nuestro impacto en el consumo.
El resultado final
Ya sea por necesidad o por obligación moral, nuestro comportamiento como individuos es importante. No sólo porque la huella de carbono personal constituye una parte muy importante de las emisiones de CO2 de un país, sino porque, en última instancia, nuestras opiniones obligan a los gobiernos y a las empresas a actuar.
El cambio climático y su consiguiente crisis pueden ser abrumadores y resulta tentador abdicar de la responsabilidad de los gobiernos y de los reunidos en la COP26. Sin duda, estos líderes ejercen una gran influencia y poder, pero no debemos subestimar nuestro papel y el gran impacto que tenemos como individuos.
En palabras de la antropóloga Margaret Mead, «Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos puede cambiar el mundo: de hecho, es lo único que lo ha hecho».
Cuidarse
Cómo abrir una cerveza sin abridor: del cinturón a las tijeras
Muchos spots presentan momentos entrañables, divertidos o inolvidables donde se comparte esa bebida que se anuncia con familia y amigos. La verdad es que lo clavan y al vivirlos en persona se disfruta como nunca. Pero qué pasa si llegado el momento falta el abridor y esa chapa del botellín de cerveza, mejor sin alcohol, se vislumbra como un huracán capaz de chafar la experiencia.
Hemos encontrado hasta siete trucos sobre cómo abrir una cerveza sin abridor en nuestro empeño por aportar soluciones, no solo a las grandes necesidades, sino también a estas mucho más insignificantes. Por supuesto, hay que ponerse en contexto e imaginarse que no hay ningún comercio abierto donde comprar un abridor o pedirlo prestado y tampoco existe la socorrida posibilidad de pedírselo a un vecino.
Con un cinturón
Lo más probable es que alguien del grupo que se ha reunido ya sea familiar o amigo lleve puesto un cinturón. En realidad, su hebilla, si es de las normales, se parece mucho a un abrebotellas de modo que sirve perfectamente para retirar cualquier chapa.
Con un billete
Los billetes se fabrican con materiales que le dotan de una resistencia y una firmeza muy superior a la de cualquier otro papel. En este caso hay que doblar un billete verticalmente por la mitad y enrollarlo tan apretado como sea posible. A continuación, se vuelve a doblar por la mitad y su borde así doblado se transforma en un potente abridor. Solo hay que meterlo bajo la chapa y hacer presión hacia arriba para liberar la botella.
Con la chapa del marco de una puerta
Los marcos de las puertas incorporan una placa metálica con una pastilla curvada que sobresale en la que se desliza el pestillo y se encaja en el interior para que queden cerradas. El truco consiste en aprovechar ese saliente curvo y metálico para encajar la chapa de la botella y hacer presión sobre ella de modo que se abra.
Con las llaves de la puerta de casa
Se trata de elegir la llave más larga que se tenga a mano y, agarrando con fuerza la cabeza de esta llave, introducir la punta debajo de la chapa y después girarla hacia arriba. Puede que haya que repetir la maniobra varias veces metiendo la punta en el mismo hueco de la chapa hasta conseguir que se afloje y se abra la botella.
Con la cubertería
Con una cuchara o un tenedor se puede liberar la botella si se usan a modo de palanca. Solo hay que meter la punta del cubierto bajo la chapa y hacer fuerza hacia arriba para conseguir deformar sus bordes hasta que se desprenda del cuello de la botella.
Con unas tijeras
Las tijeras de cocina o de costura se suelen fabricar de acero al carbono niquelado, una aleación de acero y carbono que es más resistente que el acero inoxidable. Menos las tijeras escolares, todas sirven para quitar la chapa de una botella. Se abren las cuchillas y se mete la chapa en medio para hacer fuerza hacia arriba con las tijeras. Al final, la chapa se suelta y salta.
Con un golpe de mano
Lo primero es localizar un borde de un poyete o de una mesa, mejor de piedra o de un material resistente para no dañarlo. Con una mano se sujeta con firmeza el cuello de la botella y a su vez se coloca la parte saliente de la chapa en ese borde. A continuación, con la otra mano se da un golpe seco a la chapa hacia abajo. Lo normal es que al primer golpe no se abra, pero enseguida se coge práctica.
Cocina-Recetas
¿Cómo quitar el exceso de aceite en fritos y comidas?
Cocinar es todo un arte que incluye también precisión y disciplina, pero por mucho que sigamos la receta al pie de la letra, puede ser que el resultado no sea el esperado. Esto pasa en muchas ocasiones con las frituras, que queremos que queden perfectas y acaban rebosando aceite.
La fritura consiste en sumergir un alimento en aceite caliente hasta que se cocine bien por dentro, quedando crujiente por fuera. Algunos productos, como las patatas, las verduras, el pescado o elaboraciones como las croquetas, son perfectas para ello.
Los expertos en nutrición destacan que lo mejor es cocinar sin mucha grasa o con un bajo contenido en aceite, no obstante, hay recetas en las que se necesita, como en este caso, casi a la fuerza. Por eso, si queremos hacer estos platos más saludables, es aconsejable quitar el exceso de aceite que pueden absorber durante el proceso de fritura. Te contamos como hacerlo.
Procura utilizar aceite de oliva
El aceite de oliva es el más saludable a la hora de freír, aunque parezca que las frituras no son saludables, lo cierto es que muchas veces depende del producto que utilicemos. Y los expertos han demostrado que algunos alimentos, como las verduras, fritos en aceite de oliva virgen extra (AOVE) mejoran su capacidad antioxidante al transferir el aceite sus fenoles a los vegetales.
Además, el aceite de oliva es el más estable a altas temperaturas, lo que permite mantener bien y durante más tiempo los grados necesarios para llevar a cabo una fritura adecuada, pues supone que los alimentos se frían rápidamente y absorban menos cantidad de aceite que con otro tipo de grasas.
Alimentos bien secos
Si los alimentos se acaban de descongelar suelen tener exceso de humedad lo que hace que al freírse absorban mucho más aceite. Es muy importante secarlos antes de meterlos a freír. Esto ocurre mucho con las patatas fritas, por eso es bueno secarlas con papel de cocina, esto no solo ayuda a quitar el exceso de agua, sino que también tendremos unas patatas fritas mucho más crujientes y con mucho menos aceite.
El pescado y las verduras también suelen tener más agua de la deseada a la hora de freírse, en este caso es conveniente pasarlos por harina antes de freírlos para evitar que absorban tanto aceite. Y, en el caso de que vayamos a freír directamente productos congelados, como las croquetas, intentaremos evitar que tengan cristales de hielo, ya que esa agua contribuirá a que el resultado sea peor y también que nos podamos quemar durante la fritura.
Freír en pequeñas porciones
Para que la fritura quede perfecta es mejor freír los alimentos de poco en poco. Es preferible hacer muchas tandas en pequeñas cantidades o en porciones pequeñas que llenar el cestillo en exceso. Haciéndolo de poco en poco se cocinarán correctamente por todos lados y de manera más rápida. Hacerlo todo de una vez, para evitar hacer varias tandas, tiene como resultado que alimentos pegados entre ellos, convirtiéndose en una masa y absorbiendo mucha más cantidad de aceite, sobre todo si hablamos de croquetas.
Escurrir bien la fritura
Escurrir los alimentos una vez fritos es fundamental, para ello, podemos utilizar una rejilla metálica o el tradicional papel de cocina absorbente. Con ello lograremos retirar el exceso de aceite que hayan absorbido los alimentos y haciendo que sean más ligeros. Eso sí, el proceso de escurrir, sobre todo si usamos papel, debe ser rápido porque, si lo dejamos mucho tiempo, podríamos perder el crujiente que proporciona la técnica de la fritura.
Freidoras de aire, la alternativa a la fritura
Como alternativas a los fritos existen pequeños electrodomésticos que “fríen” sin aceite, como las freidoras de aire. Similar a un horno eléctrico pequeño, este equipo utiliza un moderno sistema que le permite repartir el calor de manera homogénea, logrando reducir el uso de aceite en un 97%, pero manteniendo los sabores y texturas de tus preparaciones favoritas.
Cuidarse
¿Es saludable comer 3 huevos al día? La ciencia responde
Existen miles de mitos en torno a la cantidad de huevos que se pueden comer en un día, lo que ha hecho que muchas personas se abstengan de ingerirlo. Entre esos mitos, se le atribuyen algunos daños al organismo, como que puede elevar los niveles de colesterol malo, desmentido incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un huevo aporta seis gramos de proteína y 14 nutrientes esenciales, incluyendo vitaminas A, B, D y E, además de ser fuente de calcio, selenio y yodo. Por eso, se considera que los huevos son uno de los alimentos más nutritivos disponibles a nivel mundial, según los expertos del Centro Internacional del Huevo y la Nutrición (IENC).
La Universidad de Connecticut (EEUU) ha realizado un estudio publicado en la revista ‘Nutrients’ sobre el impacto del consumo de huevos en adultos jóvenes sanos. Este estudio de 4 semanas midió el efecto de una dieta sin huevos, otra en la que se tomaban 3 claras al día y, por último, una dieta en la que los participantes consumían 3 huevos enteros al día.
La investigación comprobó que el consumo de huevos enteros mejoró la calidad nutricional de la dieta en las personas que consumieron los tres huevos enteros. También mejoró el nivel de colina, el de colesterol HDL o bueno y los aminoácidos en sangre relacionados con el riesgo de diabetes tipo 2. En cambio, los que comieron solo claras dieron peores resultados de aminoácidos en sangre indicativos de riesgo de diabetes tipo 2.
Beneficios del huevo para la salud
Un huevo contiene 215 mg de colesterol por yema, no obstante nuestro cuerpo solo absorbe el 15% cuando lo consumimos con junto a otros alimentos, lo que significa que es un alimento muy necesario para mantener una dieta equilibrada. Posee todas las vitaminas que necesita una persona excepto la C, todas ellas se reparten de forma desigual entre la yema y la clara, por lo que es muy importante comerse el huevo entero.
En la yema se encuentran de forma exclusiva las vitaminas liposolubles, A, D, E y K; el ácido fólico y la vitamina B12, donde se recoge también la mayor parte del ácido pantoténico, la biotina y las vitaminas B1 y B6. En la clara del huevo están los aminoácidos y polipéptidos, cuya función es favorecer la absorción del hierro en el intestino delgado.
El huevo es un alimento que tiene un gran valor nutricional, según datos de la Fundación Española de la Nutrición. Entre sus principales propiedades están:
- Son ricos en vitaminas del grupo B (B1, B3, B12, ácido fólico y biotina), A, E y D.
- Son fuente de colina, un aminoácido esencial para el sistema nervioso.
- Tiene minerales como el selenio, el zinc, el fósforo o el hierro.
- Es rico en proteínas: cuenta con todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita.
- Ayudaría a prevenir los problemas oculares debido a sus contenidos de luteína y caxantina.
La proteína del huevo es de muy alta calidad. Es su principal valor nutricional. Como decíamos, la mayor parte se encuentra en la clara y contiene los nueve aminoácidos esenciales. Es un alimento fácil de masticar y digerir y tiene una gran capacidad saciante, perfecto para reducir el picoteo entre horas.
Su aporte graso es del 11% y, en contra de lo que se cree, la grasa del huevo se encuentra presente únicamente en la yema. Si quieres reducirla, bastaría con preparar una tortilla con varias claras y tan solo una yema. Aun así, es importante tener en cuenta que en la grasa se encuentran algunas vitaminas y ácidos grasos esenciales para nuestro organismo.
Lo ideal es consumir un huevo entero, pues nos aporta cantidades significativas de una amplia gama de vitaminas, especialmente la B12, que solo está presente en alimentos de origen animal, y otras como la A y D, localizadas en la yema. También cuenta con un buen aporte de ácido fólico y minerales (hierro, fósforo, selenio, yodo y zinc) que contribuyen a cubrir gran parte de las necesidades diarias de nutrientes.
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